La semaglutida es un agonista del receptor de péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) que se utiliza para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Funciona al estimular la liberación de insulina y reducir la producción de glucagón, lo que ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre. La semaglutida se administra por inyección subcutánea una vez por semana. Se metaboliza lentamente en el cuerpo y tiene una vida media de aproximadamente una semana. La semaglutida ha demostrado ser eficaz para reducir los niveles de hemoglobina A1c (HbA1c), una medida de control de la glucemia a largo plazo, así como para reducir el peso corporal en pacientes con diabetes tipo 2. También se ha observado una disminución en la presión arterial y una reducción en el riesgo de enfermedad cardiovascular.
La semaglutida es un agonista del receptor de péptido similar al glucagón-1 (GLP-1), utilizado como terapia para la diabetes tipo 2. Actúa aumentando la secreción de insulina, reduciendo la producción de glucagón y disminuyendo el vaciado gástrico, lo que reduce la ingesta de alimentos. La semaglutida se administra por inyección subcutánea una vez por semana y se ha demostrado que mejora significativamente el control de la glucemia en pacientes con diabetes tipo 2.
En cuanto a su farmacodinamia, la semaglutida es un agonista de GLP-1, que se une a los receptores GLP-1 en las células beta pancreáticas, lo que aumenta la liberación de insulina. Además, la semaglutida disminuye la producción de glucagón en las células alfa pancreáticas, lo que disminuye la producción de glucosa por el hígado. La semaglutida también puede retardar el vaciado gástrico, lo que reduce la ingesta de alimentos.
La semaglutida se metaboliza principalmente por la enzima proteasa proconvertasa subtilisina/kexina tipo 9 (PCSK9) y la enzima dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4). La semaglutida se elimina principalmente por excreción renal y fecal.
En cuanto a los efectos secundarios, la semaglutida puede causar náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, dolor abdominal y dispepsia. La semaglutida también puede aumentar el riesgo de pancreatitis, por lo que se debe tener precaución en pacientes con antecedentes.
La semaglutida se utiliza como terapia para la diabetes tipo 2 y puede mejorar significativamente el control de la glucemia. Además, se están realizando estudios sobre el impacto de la semaglutida en la longevidad y la protección contra enfermedades infecciosas virales, pero aún no hay resultados concluyentes sobre estos temas.